Imagina que tienes 2.000€ más al año. Imagina que tienes 2.000€ más para, por ejemplo, gastar en tus vacaciones. Para, por ejemplo, visitar acompañado cualquier ciudad europea. Dos mil euros es lo que te ha costado la corrupción. Sí, dos mil euros sólo a ti. Es lo que has pagado a futbolistas, empresarios, funcionarios, políticos y demás amigos de los anteriores. O más bien lo que se han repartido entre ellos en lugar de dártelo o inventirlo en ti.

Pero si imaginas todo lo anterior, tendrías que imaginar también que no existe la corrupción en España. Que ni empresarios, ni futbolistas, ni funcionarios, incluidos los políticos, se han llevado estos dos mil euros que te corresponden. Ni tus dos mil euros, ni mis dos mil euros, ni los dos mil euros de nuestros padres, hijos, vecinos, amigos…

Si sumamos todo son 90 millones de euros que no se han reinvertido en nosotros, los mortales que conformamos la sociedad, los propietarios legítimos de nuestros impuestos y de nuestros beneficios.

En este estudio se propone lo que suponen estos 90 millones de euros que los gobiernos de España no han gestionado (y deberían haberlo hecho pues es dinero que pertenece a los fondos del estado), afectando a todo el colectivo de la sociedad. Recomiendo la lectura del artículo de Benjamín Prado: «El fraude a Hacienda se calcula en 79.000 millones y hay cerca de 140.000 millones de presuntos contribuyentes españoles en cuentas de diversos paraísos fiscales.»

Supongamos que esos futbolistas, funcionarios y empresarios se apropiasen solamente de lo que les corresponde. Imaginemos, al menos, que tuvieran esa amabilidad que suelen proyectar públicamente para preguntarnos si nos importaría cederles esos «insignificantes» dos mil euros anuales y personales.

El Banco BBVA espió de forma masiva más de 15.000 llamadas de 4.000 teléfonos que intervinieron con tu dinero. ¿Y qué pasa? NADA. Ahora equivócate tú al realizar la declaración de la renta. Pongamos la Democracia en modo Off.

Estamos en peligro y ellos son el peligro, empezando por la evasión fiscal, o ingeniería fiscal de las grandes empresas, que juegan a mover los beneficios a sus filiales extranjeras. Eso que para ti es una playa desocupada con palmeras y aguas cristalinas lejos de España, para ellos es Suiza, el paraíso, y ni siquiera tiene playa. El objetivo es pagar menos impuestos y las consecuencias son evidentes: el empeoramiento de la calidad de vida, el olvido del estado de bienestar, de escuelas y hospitales, de profesores y médicos, adiós a las pensiones, a las ayudas o a las infraestructuras. Los bienes públicos que nacen, crecen y se mantienen a través de los impuestos.

Pero hay vida más allá de los impuestos. Tal y como informó europapress el verano pasado, 11 compañías de servicios informáticos fueron acusadas de crear un cártel para repartirse clientes, pactar precios y encarecer la contratación en las Administraciones Públicas. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) sanciona a estas 11 empresas a pagar las siguientes multas:

  • Indra 13.5 millones €
  • Software AG 6 millones €
  • Atos 5 millones €
  • Connectis ICT 1.8 millones €
  • IBM 940.000 €
  • Everis 800.000

  • Babel Sistemas 634.000 €
  • Cibernos Consulting 616.000 €
  • Gesein 321.000 €
  • Accenture 300.000 €
  • Next Computer 46.000 €

En total casi 30 millones de euros en multas. Y vamos a creernos que pagarán sus deudas, como haríamos cualquiera de nosotros si nos pillan en una infracción.

España pierde más de 90.000 millones de euros al año por la corrupción

Nuestros organismos públicos se han visto afectados por el gran fraude de la consultoría informática, la Agencia Tributaria (AEAT), la Gerencia de Informática de la Seg Social (GISS) y el Servicio Público de Empleo (SEPE) son algunos de ellos. A las empresas acusadas (las mencionadas anteriormente) se les responsabiliza de conductas ilícitas de creación de Uniones Temporales de Empresas de carácter instrumental, subcontratación preferente de empresas, presentación a concursos a cambio de favores… Todo incluido en la actividad de privatización de la administración. Y es que eran las propias empresas las que redactaban los pliegos de los concursos públicos. Me pregunto si a día de hoy no continúa siendo así.

Como parece obvio, no cualquier empresario puede beneficiarse de estos modos, ni siquiera tropezar en semejantes infracciones. No es casualidad que ninguna de las citadas consultoras pertenezca a un pequeño empresario. Porque para actuar como una mafia es necesaria la colaboración de la administración, la impunidad, los cómplices.

El sindicato CGT reflexiona oportunamente con las siguientes incógnitas: «Si la Administración no solo era consciente de este saqueo sino que lo favorecía, ¿quiénes son y qué beneficios se han llevado los implicados en la preparación de estos concursos durante todos estos años? ¿Hasta cuándo vamos a consentir este saqueo de lo público?»

Pero hay mucho más. Las puertas giratorias, que no sólo son esas en las que entras y puedes estar dando vueltas hasta el momento en que te apetezca o veas seguro salir sin que te atrape, se instalan habitualmente en las empresas del sector energético, bancos o grandes consultoras.

En el apartado YoIbextigo de lamarea.com, se citan más de 20 personalidades que están o estuvieron cobrando un sueldo de una de las empresas mejor cotizadas del Ibex35, Indra, la anteriormente citada por sus ejercicios fraudulentos, que recordamos nació como una empresa pública y permaneció como tal hasta 1998. Indra gestiona transportes, defensa y seguridad o procesos electorales. Los ilegítimos beneficiarios pertenecen en su mayoría a la élite política y militar del estado español (y también personas afines). Por citar algunos de ellos:

Adolfo Menéndez, subsecretario en Defensa (1996-2000) y Fomento (2000-2004) en la época en que Aznar era presidente del gobierno, también formó parte de los consejos de empresas que antes fueron públicas como Tabacalera, Telefónica o Renfe. Juan Carlos Aparicio, secretario de Estado para la Seguridad Social (1996-1999) y ministro de Trabajo y Asuntos Sociales (2000-2002), fue también alcalde de Burgos.

Felipe González, expresidente socialista, fue asesor del antiguo presidente de Indra, Javier Monzón. Además fue el gobierno de González el que autorizó una ampliación de capital en la compañía que supuso posteriormente la privatización de Indra. Pablo González Romero, hijo mayor del expresidente Felipe González, se benefició de un contrato blindado de 375.000 € que Indra le otorgó. Etcétera, puedes leer la lista completa aquí.

¿Te imaginas ser accionista de estas empresas? Por aquello de que la democracia es el poder del pueblo, y ya que estas empresas se enriquecen gracias al dinero del pueblo, ¿no significa esto que debieran ser empresas públicas (como algún día muchas lo fueron)?

No vamos a detallar la corrupción en cada una de nuestras comunidades (para hacerse una idea bastaría con ver La sexta columna en la Comunidad Valenciana o Equipo de Investigación en Ourense). Pero por ejemplo en la Comunidad de Madrid en los últimos ocho años, el Canal de Isabel II adjudicó a dedo, es decir sin publicar concursos, más de 115 millones de euros en suministros. La ley únicamente obliga a convocar concursos públicos si la factura supera los 18.000€; ya estamos otra vez con la ingeniería.

También recientemente en Madrid fueron condenadas 8 personas del Gobierno de Ana Botella (ella incluida) y multadas con 25 millones de euros tras vender vivienda protegida por 23 millones menos de su valor real, sin hacerlo público y con información privilegiada. Se supone que esta vivienda fue construida para colectivos vulnerables. Lo propio de una mafia. Pero, al parecer no hay pruebas, y la causa se archiva. Otra más.

‘El reino’, trece nominaciones a los Goya. Película producida por A3Media con el apoyo del Ministerio. En España se hace una película sobre corrupción y no pasa nada inusual. ¿Quiénes son los guionistas de semejante documental? Quizás esté detrás el gobierno de España en su empeño en la transparencia, ¿se imaginan? Y nosotros pagando por verlo. Después de todo no es tan enrevesado.

En ‘El reino’ no existe el feminismo, aquí prevalecen los testículos porque son de machotes, no de putas que aunque más antihigiénico es mucho menos antihumano. La supervivencia es innata en cualquier sentido. El poder de irrumpir en una habitación sin tener que derribar la puerta. Salida de carretera o posible suicidio. Personajes sin un ápice de bochorno ni mucho menos dignidad. Pero todos muy españoles.«El poder protege al poder», como dicen en el film. ‘El reino’, un título idóneo ya que ‘Las cloacas de Interior’ estaba pillado por Público.

Pues lo que decía al principio, la corrupción es inherente a nuestro sistema de gobierno. Más sobre esto en Salvar el capitalismo, ¿hacia dónde vamos?

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